Artículo: Hablarse mal a uno mismo, ¿por y para qué sirve?
¿Has notado que en algunas ocasiones hay una vocecita dentro de ti que te dice lo torpe que eres haciendo tal cosa o que mejor no empezar una tarea por la pereza que da? Y es cierto que, además, es fácil dejarse llevar por esta voz, y así, de alguna manera evitar no asumir el riesgo de hacer las cosas mal o sentirnos tristes o avergonzados.
Voces que nos critican. Hablarse mal a uno mismo.
Cuando comenzamos a hacer actividades nuevas o que requieren cierto esfuerzo por nuestra parte, es normal que nuestra cabeza comience a cuestionarse si debemos hacerlas o no o, incluso, darnos argumentos convincentes para no hacerlas. Los resultados dependen, en cierta medida, de nuestro desempeño.
En ocasiones, esta responsabilidad puede resultar demasiado grande y se opta por abandonar o directamente no llevar acabo eso que queremos hacer. Este diálogo interno puede tener su utilidad y a la vez, alejarnos de nuestros planes de vida, tanto a largo como a corto plazo. De esta manera, a corto plazo podemos sentirnos bien, ya que el miedo a enfrentarse a algo nuevo se reduce. Sin embargo, a largo plazo puede deteriorar distintas áreas de nuestra vida.
Esta voz interna puede tener distintas funciones según la persona. Por ejemplo, puede funcionar como un escudo para protegernos ante lo que pueda salir mal. Es decir, si anticipamos que algo va a salir mal y luego acaba siendo así, puede que no nos afecte tanto el resultado.
Por otro lado, cuando nos decimos cosas negativas a nosotros mismos: “no vales para esto”, “estás haciendo las cosas mal”, “mejor déjalo antes de hacerlo mal”… nos inmovilizamos y no nos enfrentamos a nuevas experiencias.
Si desde la infancia hemos escuchado críticas de nuestro entorno es normal que, siendo adultos, estas críticas hacia nosotros mismos estén presentes. En definitiva, van acordes con nuestros esquemas mentales y se confirman nuestras predicciones. Por ejemplo, podemos decirnos “eso no me salió bien porque no valgo para nada”.
Recibir apoyo del entorno al hablarse mal.
Por otra parte, hablarse mal a uno mismo también puede servir para recibir apoyo del entorno. Cuando nos quejamos de algo o expresamos lo mal que se nos da nuestro trabajo, podemos recibir frases motivacionales o consejos que pueden resultar enaltecedores en ese momento, aunque ese entusiasmo no perdure en el tiempo.
Qué se puede hacer si nos encontramos en esta situación:
Los psicólogos de PsicoAlmería te ayudarán de manera personalizada, entenderás la función de tu diálogo interno y cómo cambiarlo para lograr tus metas y evitar el miedo a realizar algo nuevo o a cosas pendientes mediante la procrastinación. Te dejamos a continuación algunas sugerencias a emplear:
-No controlar los pensamientos. Cuanto más intentamos callar esas voces, más nos persiguen. Se hacen «más fuertes y presentes». Adoptar una actitud contemplativa, más que de lucha contra estos pensamientos puede ser muy útil.
-Seguir un plan a pesar de los obstáculos. Debemos poner la meta en la cima de la jerarquía. Perseguir esa meta requerirá esfuerzo y podrán aparecerán obstáculos en el camino que nos harán sentir frustración o enfado. Teniendo en cuenta que la meta es valiosa y que el estado de ánimo es cambiante, podremos avanzar.
-Guiarnos por lo que nos dice la experiencia y no la cabeza. Habitualmente tendemos a enredarnos en nuestros pensamientos. Los pensamientos sobre el futuro, qué puede salir mal, y el pasado, debería haber hecho eso de otra manera, pueden hacer que perdamos nuestro objetivo. Una forma de no perder el objetivo principal es prestar atención a los hechos, nuestras experiencias, más que a nuestros pensamientos. Es necesario tener en cuenta que todos los resultados son útiles, tanto los que nos parezcan buenos como malos, ya que, al fin y al cabo, todo es aprendizaje.
Si necesitas profundizar y mejorar la forma en la que te hablas, puedes reservar una cita con nosotros y te atenderemos con mucho gusto. La forma en la que te hablas y tratas está muy relacionada con tu autoestima y autoconcepto.