Diferencias entre Estrés y Ansiedad

Artículo: Diferencias entre Estrés y Ansiedad. Psicóloga General Sanitaria: Luisa Díaz

Es importante comenzar a explicar la funcionalidad del estrés y de la ansiedad ya que tanto el uno como el otro son indispensables para la supervivencia. Ambos activan nuestro sistema de alerta ante las distintas amenazas que podemos percibir a nuestro alrededor. Pero, ¿Cuáles son las diferencias entre ambos? Para esto, pararé a definir cada uno por separado.

¿Qué es el estrés?

Para entender las diferencias entre el estrés y la ansiedad, es importante entender cada uno de ellos. Por estrés entendemos el conjunto de reacciones corporales que se ponen en marcha cuando nos encontramos con determinadas situaciones que suponen un desafío o una amenaza para nuestro bienestar. Por tanto, podemos decir que el estrés es activación, generada por un estresor específico y que nos ayuda en los procesos de adaptación.

Estas reacciones que se producen en nuestro cuerpo pueden ser:

  • Aumento de las pulsaciones.
  • Respiración más rápida.
  • Mayor sudoración.
  • Dolor de cabeza.
  • Problemas de memoria o concentración.
  • Aumento del cansancio.
  • Aumento o disminución del sueño.

Además de esta sintomatología, el estrés mantenido durante el tiempo puede causar:

  • Afectaciones a nivel de sistema cardiovascular, aumentando la probabilidad de enfermedades de este tipo.
  • Afecta de manera negativa a nuestro sistema inmunológico, por lo que podemos ser más propensos a infecciones.
  • Puede haber cambios en nuestra alimentación, tanto por exceso como por defecto.
  • También puede afectar al deseo y en la actividad sexual.
  • En cuanto al sistema digestivo, puede producir alteraciones, como dolores de estómago, náuseas, entre otros.
  • Se relaciona también con problemas emocionales, como ansiedad o depresión.
  • Puede llegar a disminuir el umbral del dolor.

Tipos de estrés

Podemos distinguir dos tipos de estrés:

  • Crónico: aquel que se mantiene a lo largo del tiempo (semanas o meses). Individuos con este tipo de estrés, pueden habituarse a él de manera que, al funcionar en automático, no son conscientes de padecerlo. Obviando también los problemas asociados que puede suponer.
  • Agudo: es aquel que desaparece en el momento en que se elimina el estresor, es decir, aparece de manera puntual y se mantiene a corto plazo. Este tipo de estrés no tendría asociados esos problemas para la salud.

¿Cómo podemos combatir el estrés?

Para ponerle remedio, podemos optar por diferentes vías. Señalar primero, que lo más importante es reconocer aquellas fuentes generadoras de estrés, de esta manera, podemos gestionarlo de forma más adaptativa.

Otra manera de reducir el estrés es a través del ejercicio físico, ya que nos ayuda a liberar la tensión que vamos acumulando a lo largo del día. Además, el ejercicio nos ayuda a regular los niveles de cortisol, hormona relacionada con el estrés. Por otro lado, segregamos otras sustancias, como las endorfinas, que nos ayudan también a la reducción del mismo.

Es importante también mantener unos hábitos saludables, incluyendo, además del ejercicio físico, una buena higiene de sueño para poder dormir adecuadamente y una alimentación equilibrada.

También es fundamental dedicarnos tiempo en nuestro día a día, es decir, contar con momentos de relajación y de ocio de los que disfrutemos y nos permitan desconectar de aquello que nos genera estrés. Y, es importante contactar con un profesional de la psicología, ya que un psicólogo o psicóloga nos ayudará de manera personalizada en el aprendizaje de técnicas para reducir nuestro estrés. Para conocer el equipo de psicólogas de Almería, de PsicoAlmería, puedes hacer clic aquí. Nuestros psicólogos atienden en Almería y de manera online.

Entonces… ¿Qué diferencias tiene el estrés con la ansiedad?

Como veremos a continuación, la sintomatología del estrés y de la ansiedad es muy similar. Sin embargo, una de las diferencias principales entre ambos es que el estrés es una respuesta ante un estímulo concreto y que puede finalizar cuando este desaparece. Sin embargo, la ansiedad es una respuesta a un estímulo que puede estar o no presente.

Al igual que el estrés, la ansiedad es adaptativa, es decir, aparece ante señales que consideramos de peligro, preparándonos para la respuesta de lucha-huida. Pero no siempre esto es así, es decir, muchas veces activamos esa respuesta sin que haya un peligro real.

La ansiedad puede considerarse una emoción, por lo que da lugar a tres tipos de respuestas:

  • Una respuesta cognitiva, que sería aquellos pensamientos a través de los cuales entendemos lo que pasa a nuestro alrededor y nos hace creer que algo puede ir mal.
  • Una respuesta fisiológica, activando nuestro organismo con señales de alerta (similares a las del estrés): sudoración, aumento de los latidos, tensión, aumento o dificultad en la respiración.
  • Y, por último, una respuesta conductual. Aquí hablamos de ese mecanismo de lucha-huida, preparando al cuerpo para escapar de la situación o para afrontarla. Hablaríamos también de las conductas de seguridad, es decir, aquellas que realizamos cuando sabemos que conseguirán calmarnos.

Otra diferencia entre el estrés y la ansiedad es que la ansiedad es anticipatoria, es decir, podemos sentir ansiedad previa al suceso en sí. Es común en personas que padecen ansiedad el vivir en un continuo “y si…”, en una continua preocupación “por si” algo sucediera.

Es decir, podríamos definir la ansiedad como ese estado de inquietud y agitación que se da ante la anticipación de un peligro, pudiendo ser este real o no, y que hace que experimentemos síntomas físicos y/o psicológicos.

Más diferencias importantes entre el estrés y la ansiedad

Por otro lado, como he mencionado anteriormente, el estrés suele venir dado por factores externos, normalmente demandas que superan los recursos de la persona. Sin embargo, la ansiedad está más relacionada con aspectos emocionales y psicológicos: miedo ante lo desconocido, la no tolerancia a la incertidumbre, miedos irracionales ante estímulos inocuos, creencias irracionales, etc.

Al igual que el estrés, la ansiedad, cuando no es adaptativa, puede llevar al desarrollo de distintos trastornos (DSM-5):

  • Trastorno de ansiedad por separación. Se trata del miedo irracional y persistente ante la separación de una persona con la que existe un vínculo estrecho.
  • Mutismo selectivo: se trata de la incapacidad para hablar y/o responder a los demás en situaciones sociales específicas, no teniendo tal dificultad en otras situaciones.
  • Fobia social o fobia específica. En el primer caso, sería el miedo intenso relacionado con distintas situaciones sociales cuando el individuo siente que podría ser evaluado por los demás. Por su parte, la fobia específica es el miedo intenso e irracional ante un estímulo concreto.
  • Trastorno de angustia. Se caracteriza por la aparición de recurrentes crisis de angustia (aparición de síntomas neurovegetativos – sudoración, sensación de falta de aire, palpitaciones… – cognitivos (miedo a morir, a volverse loco – y conductuales – conductas de evitación). Asimismo, se desarrolla miedo a volver a tener tales crisis.
  • Agorafobia. Se trata de ansiedad producida por una serie de situaciones que el individuo interpreta como peligrosas por no tener posibilidad de escapar de ellas o recibir ayuda.
  • Trastorno de ansiedad generalizada. Se caracteriza por una preocupación excesiva ante posibles situaciones de peligro.

¿Cómo podemos reducir la ansiedad?

Al igual que el estrés, la ansiedad se puede reducir a través de las mismas indicaciones anteriores. No obstante, al ser una respuesta más emocional, también es importante el aprendizaje en gestión de emociones, así como el aprendizaje y práctica en distintas habilidades.

Esta práctica de nuevas habilidades irá en función del tipo de necesidad concreta, ya que no es lo mismo una fobia específica en la que hay un estímulo concreto, que una ansiedad generalizada donde puede haber, por ejemplo, poca tolerancia a la incertidumbre. Por esto, es importante personalizar la forma de tratarlo en cada caso y situación. Los psicólogos de PsicoAlmería te ayudarán en el abordaje de la sintomatología del estrés y la ansiedad, no dudes en contactarnos en el 615 18 85 50 o reservar en pocos clics aquí.

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