Artículo: La maternidad y paternidad ¿Te cambian la vida?
Algunas implicaciones de la maternidad y paternidad
Para muchas personas, tener hijos es una de las cosas más importantes de su vida. Tener ilusión por verlos crecer, evolucionar y cumplir sus propósitos. Con un hijo se establece un vínculo nuevo, algo que no se ha experimentado con anterioridad y que no es igual que otros vínculos afectivos como la pareja o la amistad. Sin embargo, el hecho de tener un hijo implica otras muchas cosas en la vida de los padres. Además, el estilo de crianza y el tipo de relación padres-hijos determina, en mayor o menor medida, cómo serán esos niños de adultos, es decir, su forma de comportarse y de relacionarse.
Pérdida de identidad en la maternidad y paternidad
Al adoptar el rol de padre o madre y llevarlo a cabo intensamente, se puede llegar a perder la identidad como persona. La madre puede limitarse solo a ser madre y dejar de lado el resto de las cosas que se pueden ser. El padre puede estar tan preocupado de ser buen padre que se olvida de disfrutar del crecimiento de sus hijos.
Cuando se tienen hijos podría parecer que la vida se para y hay que vivir por y para ellos. Se puede perder la identidad y dejar, por tanto, de lado otros aspectos de nosotros mismos, dejar de hacer cosas que nos apasionan o cambiar nuestros planes para dejar hueco a los planes de los hijos. Dejar de hacer lo que nos gusta, en definitiva, renunciar a muchas cosas para dedicar nuestra vida a ellos.
Un antecedente puede ser la limitación de tiempo personal: un hijo conlleva muchos cambios entre ellos la organización del tiempo en el día a día. Acostumbrados a tener más tiempo para las prioridades personales, se pasa a una considerable reducción que puede conllevar a «amoldarse» a ese tipo de vida con resentimiento o conformismo. El tiempo que hay que dedicar a un niño en sus primeros años es muy elevado. Con el tiempo, se puede volver una rutina y no se busca, por tanto, esa identidad previa o tiempo personal en el que priorizarse.
Cuando llega el momento en el que los hijos se van de casa, para muchos padres puede ser algo casi traumático. Se pierde eso por lo que se vivía. Esa rutina establecida y prioridad en cuidar a los hijos. Se puede tener la sensación de que ya no queda nada por lo que luchar y estas personas se pueden sentir perdidos. Como si la vida ya no tuviera sentido, no tuviera un para qué. Esto puede derivar en diversos problemas: depresión, ansiedad, etc.
Si te sientes identificado/a en la fase inicial de sentir esa pérdida de identidad, o porque ya tus hijos son grandes y no te necesitan de la misma manera, en PsicoAlmería te ayudaremos a gestionar adecuadamente esta etapa de tu vida.
Autoridad y autoritarismo
Los padres son un modelo, una figura de protección para los niños durante la maternidad y paternidad. Ser madre o padre es ser una persona en la que el hijo se basa, en quien confía y que le proporciona cuidados. Esto conlleva también que los hijos necesitan normas, saber quién es la figura que establece los límites y una guía de cómo comportarse. Esto es lo que se conoce como autoridad. Con los hijos se razona y se tiene en cuenta su opinión, aunque la última palabra la tengan los padres. Es esencial que los hijos se sientan escuchados y no rechazados.
Cuando no se tiene en cuenta cómo se sienten los hijos y se toman decisiones sin razonar con ellos, aparece el autoritarismo. Muchos padres y madres exigen que sus hijos se comporten de determinada forma porque sí. Es común haber escuchado eso de: “mientras vivas bajo mi techo se hace lo que yo diga”, sin dar a los hijos la oportunidad de expresar su punto de vista y comunicar sus sentimientos, opiniones, etc.
Crecer en un ambiente invalidante, donde tus necesidades no se tienen en cuenta, puede causar problemas a la larga. Por ejemplo, puede que el hijo no dé la importancia que merece a sus propios problemas. También puede llegar a pensar que a los demás no les interesan sus problemas o que no lo van a entender y puede optar por no comunicarlos. En este sentido, pueden sufrir problemas para comunicar cómo se sienten y ser asertivos. En PsicoAlmería contamos con psicólogos expertos en mejorar la comunicación familiar, aportar pautas a los padres y ayudar a los hijos a aprender a expresarse adecuadamente.
Frustración de los padres
Algunos padres tienen expectativas sobre sus hijos que luego puede que se cumplan o no. Les exigen cosas y que tomen determinadas decisiones basándose en qué es lo mejor para ellos. Sin embargo, cuando los hijos optan por tomar sus propias decisiones, puede aparecer frustración en los padres.
Esta frustración está relacionada con el miedo: miedo por el futuro de los hijos, si les irá bien, que no les hagan daño, y que tengan la mejor vida posible.
Por otro lado, los hijos también pueden sentirse presionados y frustrados. Muchos hijos desean que sus padres se sientan orgullosos de ellos, lo cual puede generar agobio. Amoldarse a las exigencias de los padres, dejando a un lado lo que los hijos quieren hacer, puede mermar su vida. Al final, deben elegir si quieren hacer lo que ellos quieren, corriendo el riesgo de equivocarse y de decepcionar de alguna forma a los padres, o hacer lo que los padres quieren y no sentirse realizados.
Relación auténtica basada en el amor
Existe literatura extensa acerca de cómo ser buenos padres durante las etapas de la maternidad y paternidad. Incluso creemos que cuanto más informado se esté sobre el tema, se tendrá una visión más amplia y flexible acerca del cuidado de los hijos. Podemos cambiar quienes somos y ser quien deberíamos ser como padre o madre, pero ¿quién establece cómo debería ser un padre o madre? Se puede caer en juicios de valor y exigencias que pueden sobrepasar a los padres. Muchos padres no confían en sus capacidades como padres y se dejan llevar por las normas sociales y ciertas creencias impuestas, perdiendo así su potencial como padres.
Como sugerencia, algunos aspectos a tener en cuenta en la educación de los hijos son:
-Es importante disfrutar de los hijos y de todas las emociones que aparezcan, incluidas el miedo. Aceptar que podemos sentir alegría, orgullo, decepción o frustración es parte del trabajo como padres.
-Disfrutar de compartir una vida con los hijos, vivir con ellos y no por ellos. No imponerse normas y exigencias sin tener en cuenta lo que de verdad se quiere hacer como padres.
–No intentar cambiar a los hijos. Esto puede generar frustración y presión en ellos y la relación puede verse deteriorada.
Finalmente, lo esencial es hacer las cosas pensando en el bienestar de los hijos y en lo mejor para ellos, sin dejar de lado el bienestar propio. Actuando de esta forma, se establece un vínculo fuerte y genuino, basado en el amor y la responsabilidad.
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