Artículo: Pautas para padres y madres. Autora: Psicóloga General Sanitaria Luisa Martínez Belmonte
Orientaciones y pautas de convivencia para Padres/Madres en la Adolescencia
Muchas veces no reconocemos en esos adolescentes “malhumorados” y encerrados en sí mismos a los niños y niñas que hace nada eran nuestros-as hijos-as, nos resulta especialmente difícil conectar con ellos y nos preocupan las decisiones que pueden llegar a tomar en solitario.
La adolescencia es una etapa que revoluciona tanto a los niñ@s como a sus familiares, pero es un período necesario e inevitable para su transición hacia la vida adulta. Es lógico que puedan surgir conflictos, situaciones o incluso lo que podrían parecer cambios radicales de personalidad. Al fin y al cabo, los y las adolescentes están buscando desarrollar su propia identidad.
Entender la Adolescencia
El periodo de la Adolescencia, es un proceso de muchos cambios, y no solo para los propios adolescentes, también para los progenitores que les acompañamos. Como madres y padres, debemos aprender a lidiar con nuestra propia sensación de pérdida de control sobre la vida de nuestros-as hijos-as e irles “soltando” poco a poco. “Lo primero que necesitamos como padres y madres es comprender qué está pasando y en qué momento vital se encuentran vuestros hij@.
Adolescencia: la búsqueda de la propia identidad
La adolescencia es una etapa de búsqueda de la identidad con importantes cambios físicos y emocionales. En esta fase de la vida de nuestros-as hijos-as hay cambios, conflictos, deseos, miedos, crisis y, sobre todo, transformación. Con la adolescencia comienza una etapa de búsqueda de nuevos caminos y toma de decisiones.
No es de extrañar que todo esto se viva con cierta inseguridad y miedo a lo desconocido. También con cierta tensión y resistencia al cambio. Construir o desarrollar la propia identidad no es una tarea fácil. Una de las consecuencias que conlleva es ver (o interpretar) la realidad de otra manera y crear vínculos nuevos o modificar los que ya existían. Entre ellos, los de la propia familia.
La “independencia” de los padres y de las madres es uno de los primeros cambios importantes del adolescente. Los progenitores debemos asumir que los-as adolescentes se van a “distanciar” de nosotros y que también nosotros y nosotras tenemos que cambiar algunas conductas con respecto a nuestros-as hijos-as adolescentes. Por ejemplo, dejar de protegerles de la misma forma en que lo hemos hecho mientras eran niños.
Por supuesto, seguiremos intentando evitarles riesgos y prestándoles apoyo y acompañamiento, pero debemos hacerlo a una distancia cómoda para nuestros hijos e hijas, desde la cual sientan que tienen la libertad de desenvolverse por sí mismos y no sentirse “enjaulados”.
Nuestros-as hijos-as se enfrentan a sus primeras vivencias y experiencias como seres humanos autónomos. Ahora, aunque eventualmente nos consulten, toman sus propias decisiones y establecen sus propios vínculos de confianza con las personas que ellos-as mismos-as eligen. Como consecuencia de todo ello, la adolescencia de nuestros hijos e hijas es una etapa con una enorme carga emocional para toda la familia.
Algunas características de este periodo:
- La adolescencia es un Proceso de transición en el que tiene lugar “características peculiares” que va desde la Infancia hasta la edad adulta, suele comenzar sobre los 10-11 años y finalizar sobre los 18-20 años. Además de existir cambios biológicos claros y observables, existen otros cambios que no suelen ser tan perceptibles. (Conductas, pensamientos, creencias, prioridades, valores,..)
- Es un periodo en el que se redefinen los roles y también es el momento en el que aprenden a tomar sus propias decisiones, a ser autónomos y a gestionar la independencia.
- Implica un conflicto no solo interno sino también con el mundo externo. En este último se incluye los padres/madres, que en demasiadas ocasiones se ven desbordados/as por las situaciones que generan tener un hij@ en esta etapa.
- Etapa en la que parece que no tienes nada en común con ellos, sentís que no os entendéis, no obedecen y tienen una manera propia de sentir, comportarse y pensar.
- No les gusta las normas y por lo general les gustan hacer lo que les vienen en gana.
- Les suelen gustar la música y pasar horas con el móvil y/o ordenador.
- En ocasiones, los estudios suelen relegarlos a un segundo plano, contestan mal, tienen cambios de humor repentinos, interés desmedido hacia su cuerpo y detestan que les traten como niñ@s.
- Se agobian si les preguntas sobre algo de su vida.
- Tienen una jerga propia.
- Lo más importante para ell@s son sus amig@s, que son quienes tienen la solución a todos los problemas. Por lo tanto, cuidado a la hora de hablar de ell@s.
- No tomar al pie de la letra todo lo que dicen, porque su capacidad de autocontrol falla.
- Pueden comer a deshoras, duermen mucho, se recluyen en su habitación y los portazos son uno de sus deportes favoritos.
- Tener un adolescente en casa puede ser sinónimo de problemas pero también de risas, espontaneidad, y conversaciones sobre su vida…
- No son adultos sino un ensayo continuo de lo que serán, por eso se usa tanto la frase, “se están definiendo”.
- Una noria es la mejor forma de describir los estados de ánimo en esta etapa. Motivos insignificantes pueden enfadarles y piensan que su cambiante estado de ánimo es normal, que son los adultos los extraños y exagerados.
- Esta etapa supone cambios rápidos del estado emocional, necesidad de mayor privacidad, y una tendencia a ser temperamentales. Sin embargo y a diferencia de los niños que no suelen pensar en el futuro, los adolescentes si que lo hacen y con más frecuencia de lo que los padres creen. Algunos incluso llegan a preocuparse en exceso.
- Durante este periodo suele ocurrir que estén demasiado centrados en sí mismos: creen que son la única persona en el mundo que se siente como él/ella o que solo a él/ella le ocurren las cosas, o que es tan especial que nadie puede comprenderlo (y menos su familia). Este centrarse en sí mismo puede dar lugar a momentos de soledad y aislamiento, o a la forma de relacionarse con familiares y amigos.
- Las emociones exageradas y variables así como cierta inconsistencia en su comportamiento son habituales: Pasan de la tristeza a la alegría o de sentirse los más inteligentes a los más estúpidos con rapidez. Piden ser cuidados como niñ@s y a los cinco minutos exigen que se les deje solos “que ya no son niñ@s”.
- Otro aspecto cambiante es la forma de expresar los sentimientos. Los besos y abrazos de la niñez pasan a leves gestos de cabeza. Las expresiones de afecto hacia la familia les pueden parecer ridículas (“cosas de niñ@s”). Recuerden que son cambios en la forma de expresarse, no cambios en los sentimientos hacia sus amig@s, familiares o seres queridos.
- Tienen dificultades para reconocer sus emociones, se sienten inseguros, con problemas de autoestima y este estrés se traduce en sentimientos y sensaciones intensas. Lo que hace difícil su manejo porque no tienen suficientes herramientas.
- Es importante dejar espacio. Si alguien está frustrado no hay que ir corriendo a consolarlo, sino dejar que lo procese. Y después sentarse a hablar.
- Ell@s no manejan las capacidades que tenemos los adultos, por eso es importante guiarlos y enseñarles cómo, observarles desde la curiosidad y el respeto y preguntarles: ¿puedo hacer algo por ti?.
- Están tratando de encontrarse y saber quién son, por eso es esencial mostrar interés, “que mantengamos una actitud curiosa por saber quién son, cuáles son sus gustos, con qué se divierten, las inquietudes y qué les preocupa… Y sobre todo si nos cuentan lo que consideren intentar no juzgarlos.
- A todos esos cambios externos se suman otros como la presión social o la necesidad de encajar en su grupo de iguales, lo que puede acabar generándoles una gran desconfianza e inseguridad.
- Los-as adolescentes de hoy en día tienen siempre un móvil o una tablet bajo el brazo y reciben una influencia directa de las redes sociales: Facebook, Instagram, WhatsApp, YouTube, Spotify, influencers, YouTubers, Netflix… Internet es su fuente directa de información y a veces incluso sustituyen al diálogo con los progenitores.
- Hay cambios de paradigmas a nivel familiar, social y cultural que influyen en sus comportamientos y en su regulación emocional, en esta etapa de sus vidas, puede que nos provoquen, nos desestabilicen, nos reten, nos cuestionen… En este contexto, a veces es deseable buscar ayuda profesional.
En definitiva, La niñez y la adolescencia son épocas difíciles y de transición entre diferentes etapas, que están llenas de cambios físicos, sexuales, psicológicos, sociales… Un contexto que supone un caldo de cultivo que facilita el incremento de conductas problemáticas como trastornos depresivos, ansiedad o estrés.
Los padres somos influyentes en su comportamiento desde la infancia, por ello es tan importante saber cómo podemos ayudar en esta etapa. A continuación tienes un vídeo sobre cómo influye en los niños el comportamiento de sus adultos de referencia:
Y qué podemos hacer l@s padres/Madres:
- Es importante dejar espacio. Si alguien está mal no hay que ir corriendo a consolarlo, sino dejar que lo procese. Y después sentarse a hablar.
- Ell@s no manejan las capacidades que tenemos los adultos, por eso es importante guiarlos y enseñarles, observarles desde la curiosidad y el respeto y preguntarles: ¿puedo hacer algo por ti?
- Están tratando de encontrarse y saber quién son, por eso es esencial mostrar interés, “que mantengamos una actitud curiosa por saber quién son, cuáles son sus gustos, con qué se divierten, las inquietudes y qué les preocupa… Y sobre todo si nos cuentan lo que consideren intentar no juzgarlos.
- La NEGOCIACIÓN es clave en este proceso de cambio aunque a los padres/madres a veces les cuesta entenderlo porque esto implica “Ceder”.
Negociar no significa creer que estas cediendo
- NO es dar nuestro brazo a torcer.
- NO es dejar que su hij@ se salga con la suya.
- SI es crear una forma de relación entre padres/madres-hij@s más agradable.
- Nos permite sentar las bases de una buena relación y disminuir los conflictos.
- No debemos tener miedo a poner normas y pedir responsabilidades al comportamiento de nuestros hij@s porque lo necesitan, aunque ahora, estas NORMAS han de ser
- Trabajar La Libertad Respetuosa y La responsabilidad Afectiva con cada miembro de la familia.
Cómo podemos ayudar en la convivencia
1.-Hablar y escuchar:
- La comunicación es esencial para lograr armonía familiar, aunque no siempre quieren hablar con nosotr@s. Crear un ambiente para contaros las cosas. Tenemos que ser nosotr@s los que primero contemos cómo fue nuestro día a día.
- Cuando ellos nos hablen de algo, olvídate de juzgar el contenido de lo que te diga, simplemente escucha atentamente y agradécelo. “Me ha gustado el rato de charla que hemos tenido”.
- Un dialogo Asertivo, escucha activa y empatía ante el/la Otr@.
- La familia frente a los problemas. Comunicarse y expresar lo que sentís.
2.-Elige bien la batalla:
- No puedes estar todo el tiempo al pie del cañón o caerás en el error de estar corrigiendo, exigiendo, recriminando o castigando su actitud.
- Centra la atención en un aspecto concreto (por ejemplo, normas básicas), ya habrá tiempo para cambiar otros.
- Evita transmitirle la sensación de que todo lo hace mal.
3.-Dedica tiempo a hacer planes en común:
Aunque no quieran hacer cosas con vosotr@s, tenéis que buscar junt@s situaciones y acciones para compartir en familia.
4.- Aprender a resolver desde el presente y no desde el pasado de los reproches ni el futuro anticipatorio.
Pautas para padres que puedan Establecer Límites y Normas flexibles
- Cuando estamos en la infancia, las normas y límites suelen ser más impuestos, pero no pasa lo mismo en la adolescencia, para que funcionen las normas han de ser negociadas (establecer acuerdos consensuados).
- Tod@s los miembros de la familia deben conocer las normas de casa y consecuencias por no realizarlas.
- Establecer plazos para hacer las cosas.
- Escuchar a nuestr@s hij@s para establecer el diálogo necesario y previo a la negociación posterior.
- Fomentar un ambiente relajado: establecer la autoridad sin autoritarismo, sin que sus hij@s vivan las normas cómo una imposición. Establecer acuerdos en relación a las NORMAS.
- Establecer líneas Rojas conjuntamente, unos mínimos de convivencia que no se podrá negociar. Cada familia establecerá sus líneas Rojas pero por ejemplo, una puede ser el Respeto hacia uno mismo y los demás. (todo lo demás puede ser más o menos negociable).
Puedes leer más acerca de esto en nuestro artículo sobre cómo educar a los niños y ponerles límites.
Reforzar su esfuerzo
- Lo primero es alabar el esfuerzo de su hij@ en relación al cumplimento de los objetivos planteados como prioritarios. (aunque no sean todos).
- Establecer un plan consensuado de refuerzos a diario y semanales por realizar las tareas asignadas.
- Revisar que hayan realizado su parte del trato, sus acuerdos, para poder recibir las recompensas acordadas.
«Nadie dijo que educar fuera fácil»
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